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Perseguida

(Fragmento)

 

Esos hombres sin rostro pasaron entre la gente, buscándome de forma perspicaz como cuando un cazador acecha a su presa. De alguna forma logré camuflajearme a sus espaldas, podía sentir su irá descomunal.

 

Después de ese susto continué a través del mercado y de pronto al girar la esquina de un puesto me encontré en una estancia; parecía ser una oficina, había escritorios y mujeres trabajando. Pronto se dieron cuenta de mi mirada esquiva y mi loco temor; los hombres armados se acercaban peligrosamente. Era una extraña oficina de mujeres vestidas de púrpura con grandes arreglos florales de lilas y amapolas en la cabeza que danzaban derredor de lo que parecía ser una gran higuera llena de frutos dulces, todos ya morados… 

 

​Addy Molina

Ninfa melancólica

 

I

 

Rodeada y sola, voces y voces;

risas, llanto, y sobre todo, la melancolía,

la indiferencia, el desamor, la incompetencia,

la dependencia, el olvido.

 

II

 

¿Por qué no estás aquí?

¿Por qué ninfa has huido del pastizal

cual avecilla en busca de nido,

en busca de amor y cobijo?

 

¿Lo has hallado

o es que te encuentras triste y sola?

¿A dónde irás mañana,

a dónde vas hoy?

 

III

 

El sol en lo alto, las nubes lo esconden.

sus rayos fugaces pierden luz, fuerza y color.

Te has ido.

 

Ya no estás para decirme nada,

te fuiste y confiaba en ti, no volverás.

Me has dicho que te olvide,

nunca estarás, nunca estuviste

¿En dónde has estado?

 

Entonces, ¿a quién amé si no eras tú?

Mentiras, engaños, soledad.

Nadie ni nada, nada ni nadie;

la ausencia.

 

¿Quién te extrañará?

Solo yo, un imaginario,

una amiga, una cómplice.

Tú, un vacío, un hueco.

 

No puedo amarte,

existes y no existes,

estás y no estás,

escuchas pero callas,

hablas y no escucho.

 

¿Por qué no morí  y volé contigo?

¿A dónde has ido ninfa?

Sin más escapaste del delirio de mi llanto,

de tu ausencia.

 

IV

 

No soy nada, no soy nadie.

Soy nadie que a diario se pregunta

¿Eres tú mi otro yo?

¿Somos dos, somos una?

¿Eres YO?

 

Si eres mi alma que se ha ido

¿Qué debo hacer?

¿Seguir esperándote?

¿Cuánto más?

 

¿Es que algún día regresarás?

 Y sí llegas ¿Estaré allí para recibirte?

Y volver a ser una sola.

 

Hoy estoy más completa sin ti.

Te has ido, no te echo de menos.

Ninfa no regreses, no te extraño.

 

Risa melancólica, risa de ironía

¿Has descubierto lo que buscabas?

No regreses, te has ido.

Tú, la melancolía. Yo, la felicidad.

 

No vuelvas.

 

 

Addy Molina

El escondrijo de los cachivaches

(Fragmento)

 

Lugar de olores y sensaciones, de tiempos y recuerdos. Espacio apretado, abarrotado, atiborrado y aglomerado por miles de objetos olvidados, inanimados, sin vida. Abandonados a su suerte, dejados al delirio del tiempo que avanza y los recubre de viejos olores, de antiguas remembranzas, añoranzas, nostalgias y tristezas.
 
Espacio silencioso, callado, tranquilo, en calma aparente, que guarda en instantes estaciones y memorias. Conserva en delirios todos los llantos, los gritos, bramidos y alaridos afligidos de todos aquellos objetos caídos; juguetes desmembrados, ropas laceradas, revistas que pierden el sentido, figuras mutiladas, muebles trasquilados, objetos cercenados, visiones del tiempo. 

 

 

​Addy Molina

Cachivaches literarios

/ Tintero de lo incierto

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